Donde viven los linces ibericos

Dónde vive el lince ibérico

El lince ibérico (Lynx pardinus) es una especie de gato salvaje endémica de la Península Ibérica, en el suroeste de Europa. Está catalogado como En Peligro en la Lista Roja de la UICN[2] En el siglo XX, la población de lince ibérico había disminuido debido a la caza excesiva, la caza furtiva, la fragmentación de los hábitats adecuados y el declive poblacional de su principal especie de presa, el conejo europeo (Oryctolagus cuniculus), causado por la mixomatosis y la enfermedad hemorrágica del conejo[3][4].

A principios del siglo XXI, el lince ibérico estaba al borde de la extinción, ya que en 2002 sólo sobrevivían 94 individuos en dos subpoblaciones aisladas en Andalucía. Desde entonces se han aplicado medidas de conservación que incluyen la mejora del hábitat, la repoblación de conejos, la translocación, la reintroducción y el seguimiento de los linces ibéricos. En 2012, la población había aumentado a 326 individuos,[6] a 855 en 2020,[7] y a 1.111 en 2021[8].

Felis pardina fue el nombre científico propuesto por Coenraad Jacob Temminck en 1827, quien describió pieles de linces ibéricos que se mataban en la zona del río Tajo en Portugal y que se comercializaban en París y Londres[9].

Población de lince ibérico 2020

El lince ibérico es un pariente de los grandes carnívoros (tigres, leones, jaguares y leopardos), de cuya línea evolutiva se separó hace unos tres o cuatro millones de años. Por su aspecto, se le suele asociar con cualquiera de los otros grupos de felinos vivos, pero en términos evolutivos está más cerca de un tigre que de un gato.

Sus características más llamativas son los mechones de las orejas y la barba, clave para su comunicación social, y una cola corta de unos 14 cm con una borla negra en el extremo. También tiene los rasgos propios de todos los felinos: ojos frontales que miden con precisión la distancia a la presa, grandes cuencas oculares que le permiten ver con muy mala luz, orejas triangulares cubiertas de pelaje con un agudo oído capaz de detectar las pisadas sigilosas de los conejos, y patas desproporcionadamente grandes, útiles para agarrar a la presa con firmeza y con garras afiladas para impedir su huida. Destaca su alto perfil, fruto de unas largas patas traseras que le permiten saltar alto mientras caza.

El lince ibérico se ha especializado en la captura de conejos, que constituyen casi el 90% de sus presas. Entre sus presas también se encuentran ciervos, liebres, roedores, perdices y otras aves. Su técnica de caza es el acecho, esperando a que la presa pase por donde normalmente va y acercándose sigilosamente cuando aparece. Su agudo oído y su extraordinaria sensibilidad a la luz lo convierten en un excelente cazador nocturno.

Lince ibérico ¿por qué está en peligro de extinción?

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El esfuerzo de conservación realizado para evitar la extinción del lince ibérico ha dado sus frutos, y de una población menguante de menos de 100 individuos en 2002, ahora viven 404 felinos en los bosques mediterráneos de la Península Ibérica. Un nuevo y ambicioso proyecto de conservación, LIFE Iberlince, está recuperando algunos de los territorios perdidos del lince en España y Portugal.

El lince ibérico tiene muchas manchas y pesa aproximadamente la mitad que la especie euroasiática, con patas largas y una cola muy corta con la punta negra. Su pelaje es leonado con manchas oscuras y lleva una característica «barba» alrededor de la cara y unos prominentes mechones negros en las orejas.

Las hembras de lince suelen parir entre marzo y abril. El tamaño medio de la camada es de 3, y rara vez sobreviven más de 2 crías al destete. Los gatitos abandonan la madriguera entre los 8 y los 23 meses. Se han detectado tasas de mortalidad muy elevadas durante la dispersión.

Datos del lince ibérico

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El lince ibérico se encuentra en los bosques mediterráneos y en los matorrales de la maquia, y prefiere una combinación de matorrales densos para refugiarse y pastos abiertos para cazar conejos. Además, esta especie también requiere un suministro de agua suficiente, y bajos niveles de perturbación humana. La especie suele vivir entre 400 m y 1.300 m de altitud.

Los linces jóvenes se destetan entre los 8 y los 23 meses de edad; los machos jóvenes se dispersan hasta 30 km y las hembras pueden heredar un territorio de sus madres o vivir en una zona vecina. Siempre que se encuentre una zona adecuada, el lince se establecerá y permanecerá en su territorio. Aunque la especie puede vivir hasta 13 años en la naturaleza, suele morir antes de esa edad, especialmente cuando hay impactos significativos de los humanos en la zona.

Las hembras de lince suelen parir entre marzo y abril, aunque cuando las hembras no encuentran pareja o no se quedan embarazadas, pueden volver a entrar en celo y parir en cualquier momento del año. Se cree que las hembras son capaces de reproducirse en su segundo año.