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La salida del Reino Unido de la UE se ha convertido en un laberinto político. Las incertidumbres aumentan y también los efectos económicos negativos, especialmente en las fronteras europeas de Gran Bretaña: Irlanda del Norte y el Campo de Gibraltar en España.
La proximidad geográfica genera efectos económicos positivos para los habitantes del Campo de Gibraltar, la zona colindante con Gibraltar, debido al empleo transfronterizo (trabajadores con un empleo en Gibraltar que viven en el Campo) y al intercambio de bienes. Este impulso económico es claramente necesario en una región con altos niveles de desempleo. Sin embargo, la cada vez más probable ausencia de acuerdo pone en peligro estos efectos: ambas partes (Gibraltar y el Campo), teniendo en cuenta la inestabilidad institucional en el Reino Unido, se preparan para el peor de los escenarios.
En este contexto, el Campo está más marcado que nunca por la frontera con Gibraltar: en un Brexit duro (sin acuerdo entre la UE y el Reino Unido), los flujos de mercancías, capitales y mano de obra dejarán de estar asegurados o protegidos y aumentarán las barreras no arancelarias. Esto implicará consecuencias notablemente negativas para la economía de la región. Las pérdidas debidas al Brexit son inevitables, pero pueden reducirse si se llega a un acuerdo sobre el estatuto especial de Gibraltar y su futuro.
la población de gibraltar
La gente cruza la frontera de España a Gibraltar. Los efectos del «Brexit» en el enclave autónomo de 34.000 habitantes, donde el 96% de los votantes se mostró a favor de permanecer en la Unión Europea, siguen sin estar claros. (Matt Cardy / Getty Images)
También dijo que la cuestión de la soberanía conjunta británico-española sobre Gibraltar estaba ahora en discusión: «La relación de Gibraltar con la Unión Europea después del Brexit tendrá que pasar ahora por España», dijo Sánchez en una conferencia de prensa en Madrid.En respuesta, la primera ministra británica, Theresa May, rechazó la interpretación de Sánchez del acuerdo de retirada de Gran Bretaña y argumentó que la soberanía conjunta no era negociable.
¿es gibraltar un país?
No fue poca cosa que -ya en 2016- Canepa, Bossano, Caruana y Picardo -es decir, todos los ministros principales vivos- se unieran a los sindicatos, a la Cámara de Comercio, a los representantes de las pequeñas empresas, a la Oposición y al actual Gobierno, que dirijo, para pedir el voto por la permanencia en la Unión.
Hay otra cara de la moneda, como demostró la ministra González Laya la semana pasada, cuando, contestando a la oposición parlamentaria, en el Congreso de los Diputados, dijo que defendería «con uñas y dientes» la reivindicación de la soberanía de España.
Entendió, como profesional del comercio internacional, que la vía del diálogo y el entendimiento nos presenta oportunidades inéditas para un potencial futuro de prosperidad compartida sin parangón en el mundo.
Por eso, en estos tiempos de incertidumbre internacional, cuando el acervo mundial de la posguerra se ve tan atacado por fuerzas que agitan la discordia, nuestro deber es llevar tranquilidad a los pueblos que tenemos el honor y el privilegio de representar.
