Dictadura de batista en cuba

Dictadura de batista en cuba

La revolución cubana

En vísperas de la revolución de Fidel Castro en 1959, Cuba no era ni el paraíso que más tarde evocarían las imaginaciones nostálgicas de los numerosos exiliados cubanos, ni el infierno pintado por muchos partidarios de la revolución. Estos revolucionarios recuerdan a Cuba como «el burdel del hemisferio occidental», una isla habitada por un pueblo degradado y hambriento, cuya principal ocupación era atender a los turistas estadounidenses en los lujosos hoteles, playas y casinos de La Habana. Por el contrario, Cuba era uno de los países más avanzados y exitosos de América Latina.

La capital de Cuba, La Habana, era una ciudad brillante y dinámica. A principios de siglo, la economía del país, impulsada por la venta de azúcar a Estados Unidos, había crecido de forma espectacular. Cuba ocupaba el quinto lugar del hemisferio en renta per cápita, el tercero en esperanza de vida, el segundo en propiedad per cápita de automóviles y teléfonos, el primero en número de televisores por habitante. La tasa de alfabetización, del 76%, era la cuarta más alta de América Latina. Cuba ocupaba el undécimo lugar del mundo en número de médicos per cápita. Muchas clínicas y hospitales privados prestaban servicios a los pobres. La distribución de los ingresos en Cuba se compara favorablemente con la de otras sociedades latinoamericanas. Una próspera clase media prometía prosperidad y movilidad social.

Fidel castro

Fulgencio Batista y Zaldívar, un administrador excepcionalmente competente, un astuto juez de carácter y un hombre de atractivo encanto personal, procedía de una familia campesina cubana pobre. Ingresó en el ejército como taquimecanógrafo en 1921, ascendió al rango de sargento y, a los treinta y dos años, tomó parte en la «revuelta de los sargentos» de 1933, que depuso al presidente e instauró un nuevo régimen bajo un académico de clase media, Ramón Grau San Martín. Batista fue nombrado jefe de gabinete. Pronto destituyó a Grau y, con el apoyo del ejército y la aprobación de Estados Unidos, gobernó el país con eficacia bajo los testaferros de su elección hasta 1940, cuando él mismo se presentó a la presidencia y ganó. Sin embargo, cuatro años más tarde, Grau ganó las siguientes elecciones presidenciales y Batista, que había acumulado una enorme fortuna personal, se exilió en Florida.

Batista se presentó de nuevo a las elecciones presidenciales de 1952, pero desconfiando de sus posibilidades de ganar, organizó el segundo golpe de estado exitoso de su carrera en el cuartel general del ejército cubano en el Campamento Columbia, a las afueras de La Habana. La excusa que se hizo pública fue que el régimen actual planeaba permanecer en el poder sea cual sea el resultado de las elecciones.    Más tarde, Batista señaló con orgullo que el golpe había durado en total exactamente una hora y diecisiete minutos. En las primeras horas de la mañana los jóvenes oficiales encerraron a los generales en sus cuarteles y asumieron el mando de cuatro batallones de infantería en el campamento. A las 2.40 am tomaron el control de todos los puntos estratégicos importantes de La Habana, incluyendo los ministerios del gobierno, el aeropuerto, las estaciones de ferrocarril y de autobuses, las plantas de electricidad, la estación de radio y la central telefónica. Los carros blindados condujeron camiones cargados de tropas para atacar el palacio presidencial en el centro de la ciudad. La resistencia fue escasa y, tras la muerte de dos guardias y algunos heridos, el palacio colgó sábanas blancas por las ventanas como señal de rendición. El presidente derrotado y otros miembros de la administración se refugiaron en la embajada mexicana. Se les permitió volar a Ciudad de México y Batista anuló las elecciones y se instaló como dictador. El régimen al que sustituyó había sido débil y corrupto, y no fue muy lamentado.

Batista cuba

Era el 31 de diciembre de 1958. El dictador cubano Fulgencio Batista brindó en Nochevieja por los miembros de su gabinete y los altos mandos militares y les deseó hasta la vista. Después de siete años de construir la industria turística de La Habana invitando a gánsteres como Meyer Lansky a construir casinos, ayudando a financiar sus empresas y quedándose con una gran parte de las ganancias, Batista sabía que su presidencia había terminado. Su saqueo había debilitado el tesoro de Cuba y desmoralizado al ejército. Llenó tres aviones de carga con todo lo que podía llevar y se puso en camino hacia la República Dominicana antes de que saliera el sol en 1959.

Nueve días después, las guerrillas de Fidel Castro tomaron la capital e instalaron el que sería el gobierno comunista más duradero del hemisferio occidental. Pero aunque Castro pudo cerrar los casinos, arrestar a los mafiosos y deportar o encarcelar a los secuaces de Batista, no pudo enterrar los rascacielos que habían drenado la riqueza de la isla. Castro heredó de Batista una Habana de pobreza manifiesta y riqueza ostentosa, en la que los ricos de las naciones más ricas del mundo habían llegado a explotar a los desposeídos; en la que las estatuas de Lenin y Marx se verían empequeñecidas por monumentos de cristal y piedra a la Mafia; en la que los hitos arquitectónicos de la nación serían un recordatorio constante de los días en que los criminales mandaban y la Mafia campaba a sus anchas.

Fulgencio batista

Fulgencio Batista (16 de enero de 1901-6 de agosto de 1973) fue un oficial del ejército cubano que llegó a la presidencia en dos ocasiones, de 1940 a 1944 y de 1952 a 1958. También ejerció una gran influencia nacional de 1933 a 1940, aunque en ese momento no ocupó ningún cargo electo. Quizá se le recuerde mejor como el presidente cubano que fue derrocado por Fidel Castro y la Revolución Cubana de 1953-1959.

Fulgencio Batista nació como Rubén Fulgencio Batista Zaldívar el 16 de enero de 1901, el primero de los cuatro hijos de Belisario Batista Palermo y Carmela Zaldívar Gonzáles, en la sección de Veguitas de Banes, en la provincia de Oriente, al noreste de Cuba. Belisario había luchado en la guerra de independencia de Cuba contra España bajo el mando del general José Maceo, y era cortador de caña de azúcar empleado por un contratista local de la United Fruit Company. La familia era pobre y la relación entre Fulgencio Batista y su padre no era buena, por lo que Fulgencio se encargó de criar, educar y cuidar a sus hermanos menores Juan (nacido en 1905), Hermelindo (nacido en 1906) y Francisco (nacido en 1911).