Museo del prado el greco

El entierro del conde de orgaz

El Museo del Greco (también conocido como Museo del Greco o Museo Domenikos Theotokopoulos[1]) está situado en las afueras del pueblo de Fodele, en Creta, al oeste de la ciudad de Heraclión. Rinde homenaje al pintor manierista El Greco (Domenikos Theotokopoulos, 1541-1614), que creció en el pueblo.

El museo está situado a aproximadamente 1 km del centro de Fodele, frente a una capilla, y contiene copias de obras y documentos relacionados con El Greco. El edificio original estaba en estado ruinoso, pero fue restaurado a partir de 1982 gracias a una subvención del Ministerio de Cultura griego. El museo se abrió al público en 1998[2] El pueblo de Fodele se reivindica como el lugar de nacimiento de El Greco, pero esto se discute[3] El museo afirma que es donde nació El Greco[4].

Museo de el greco

Constituye un excelente ejemplo del estilo tardío del artista, todo el cuadro se utiliza para mostrar al Niño Jesús. Tanto el color como la posición espacial de los elementos obligan al espectador a dirigir su mirada al protagonista del cuadro.

Esta obra representa a la Virgen María, San José y Jesucristo, con Santa Ana y San Juan Bautista de niño. Como se puede ver, la composición es muy similar a la de la Virgen de la Buena Leche. El artista utilizó bocetos antiguos, añadió algunas figuras y completó la composición. Produjo muchas piezas de esta manera.

Juan el Bautista. Es notable la exagerada atmósfera espiritual que El Greco crea en este cuadro. Los cuerpos alargados y la cuidadosa composición de acciones diferentes pero simultáneas demuestran la indudable imaginación de El Greco.

Vista de la pintura de toledopintada por el greco

La colección comprende actualmente unos 8.200 dibujos, 7.600 pinturas, 4.800 grabados y 1.000 esculturas, además de muchas otras obras de arte y documentos históricos. En 2012, el museo exponía unas 1.300 obras en los edificios principales, mientras que unas 3.100 obras estaban en préstamo temporal a diversos museos e instituciones oficiales. El resto estaba almacenado[4].

El edificio que hoy alberga el Museo Nacional del Prado fue diseñado en 1785 por el arquitecto de la Ilustración en España Juan de Villanueva por orden de Carlos III para albergar el Gabinete de Historia Natural. Sin embargo, la función definitiva del edificio no se decidió hasta que el nieto del monarca, Fernando VII, animado por su esposa, la reina María Isabel de Braganza, decidió destinarlo a un nuevo Real Museo de Pinturas y Esculturas. El Real Museo, que pronto pasaría a llamarse Museo Nacional de Pintura y Escultura, y posteriormente Museo Nacional del Prado, abrió al público por primera vez en noviembre de 1819. Se creó con el doble objetivo de mostrar las obras de arte pertenecientes a la Corona española y de demostrar al resto de Europa que el arte español tenía el mismo mérito que cualquier otra escuela nacional. Además, este museo necesitó varias reformas durante los siglos XIX y XX, debido al aumento de la colección así como al incremento del público que quería ver toda la colección que albergaba el Museo[6].

El arte greco

La presente Anunciación estuvo en la colección Pascual de Barcelona, ingresando en la Colección en 1954.Wethey señaló que: «el brillo y la frescura del colorido de este estudio preliminar no tienen parangón salvo en la obra terminada». El Greco organizó el espacio compositivo en dos mitades correspondientes a los ámbitos terrenal y celestial. El reino terrenal contiene pocas referencias concretas, aparte del atril y de diversos atributos de la Virgen. El contexto espacial y los elementos de la habitación han desaparecido y el aire que envuelve a las figuras tiene una atmósfera irreal. El Greco se centra en el momento en que María acepta el mensaje del Arcángel, que cruza sus manos sobre el pecho en un gesto de veneración. La mitad superior de la composición está llena de una nube de gloria en la que un coro de ángeles músicos que tocan instrumentos sigue las indicaciones del de la izquierda que marca el tiempo, sosteniendo la partitura. El Greco une los reinos terrenal y celestial con un rayo de luz formado por cabezas de querubines por el que desciende la paloma del Espíritu Santo. La fuerza emocional del cuadro se ve incrementada por el uso de colores contrastados y el estilo de la pincelada.