La mente ve lo que quiere ver

La mente ve lo que quiere ver

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Así que sí, una de las citas que se me quedó grabada en la cabeza fue «Scotoma … La mente ve lo que elige ver» del Código Da Vinci. «Escotoma» viene de la palabra griega skotos (oscurecer). El concepto se originó en el campo de la óptica, donde significa punto ciego que la mente trata de rellenar. Utilizado en términos psicológicos, significa nuestra capacidad de creer y dejar de creer lo que queramos.

Creo que nuestra mente nos muestra el mundo a la luz de lo que somos, de lo que estamos hechos y de cómo nos vemos a nosotros mismos. Mientras que a veces nos da esperanza donde no la hay, otras veces no nos deja aceptar las duras realidades de la vida. Al final es sólo un escotoma… nuestra mente ve lo que quiere ver…

el código da vinci

La semana pasada, Quanta informaba sobre los mecanismos de filtrado que nos permiten centrar nuestra atención en los estímulos de interés: que nos permiten silenciar la música de una habitación para escuchar una conversación cercana, o ignorar los verdes, azules y amarillos de una multitud cuando buscamos a un amigo que va de rojo. Ese tipo de procesamiento, que implica la supresión de algunos datos sensoriales para resaltar las señales que son más relevantes, está dirigido por un objetivo.

Pero hay otros procesos que operan muy por debajo de este nivel de conciencia, filtrando información que el cerebro desprioriza sin que lo queramos, o incluso sin saberlo. En estos casos, nuestra atención no está dirigida por un objetivo, sino por las propiedades particulares de los estímulos, como su brillo o su movimiento, propiedades que, al parecer, estamos predispuestos a considerar importantes. «Tiene sentido desde una perspectiva evolutiva», afirma Duje Tadin, neurocientífico de la Universidad de Rochester. «Si algo se mueve, suele ser bastante importante para tu supervivencia».

Los científicos saben desde hace tiempo que nuestro procesamiento sensorial debe filtrar automáticamente las entradas extrañas, de lo contrario no podríamos experimentar el mundo como lo hacemos. Cuando miramos a nuestro entorno, por ejemplo, nuestro campo de visión percibido se mantiene estable o se mueve suavemente con nuestra mirada. Pero el ojo también realiza constantemente pequeños movimientos, o sacadas, y nuestro sistema visual tiene que restar ese movimiento de fondo de lo que vemos.

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Fija tu mirada en el punto negro de la izquierda de esta imagen. Pero ¡espera! Termina de leer este párrafo primero. Mientras miras el punto de la izquierda, intenta responder a esta pregunta: ¿En qué dirección se mueve el objeto de la derecha? ¿Se desplaza en diagonal o se mueve hacia arriba y hacia abajo?

Parece que el objeto de la derecha se está moviendo en diagonal, hacia arriba a la derecha y luego hacia abajo a la izquierda. ¿No es así? ¿Correcto? En realidad, no es así. Se mueve hacia arriba y hacia abajo en una línea recta y vertical.

Esto es una ilusión visual. Esa mancha blanca y negra que se alterna en el interior del objeto sugiere un movimiento diagonal y confunde nuestros sentidos. Como todas las percepciones erróneas, nos enseña que nuestra experiencia de la realidad no es perfecta. Pero esta ilusión en particular ha reforzado recientemente la comprensión de los científicos de verdades más profundas, casi filosóficas, sobre la naturaleza de nuestra conciencia.

«Es muy importante entender que no estamos viendo la realidad», dice el neurocientífico Patrick Cavanagh, profesor de investigación del Dartmouth College y miembro del Glendon College de Canadá. «Estamos viendo una historia que se está creando para nosotros».

la última cena

Probablemente Bergson lo decía en sentido metafórico, pero parece que es literalmente cierto según las investigaciones del psicólogo Martin Rolfs y sus colegas. Rolfs estudia el papel de los movimientos oculares rápidos en la percepción visual.

«La escena visual está llena de tanta información que no podemos analizarlo todo al mismo tiempo… Nuestros resultados muestran que los cambios de atención visual preceden a los movimientos rápidos de los ojos, lo que mejora la precisión en la identificación de los objetos en el campo visual y acelera nuestras acciones futuras hacia esos objetos… Y así es como se pueden distinguir las imágenes de una experiencia visual real, porque si mueves los ojos, las cosas cambian en la retina. Si mueves los ojos mientras estás imaginando, mientras estás alucinando, nada cambia. Así que si quieres saber si estás soñando o no, sólo tienes que mover los ojos o el cuerpo», explica Martin Rolfs en este breve vídeo.

Estimado Sr. Walker, muchas gracias por su comentario y por darnos las fuentes de sus libros visuales. He encontrado este vídeo muy interesante sobre uno de sus libros: http://www.youtube.com/watch?v=6yH4MQlsUyg