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Ilustracion siglo de las luces
Artistas de la ilustración
La época prerrevolucionaria y posrevolucionaria de la historia de Estados Unidos generó condiciones propicias para que el pensamiento ilustrado prosperara en un orden comparable al presenciado en las Luces europeas. En los años prerrevolucionarios, los estadounidenses reaccionaron ante el desgobierno del rey Jorge III, la injusticia del Parlamento («impuestos sin representación») y el trato explotador a manos de una potencia colonial: el Imperio inglés. El inglés y revolucionario Thomas Paine escribió el famoso panfleto Los derechos del hombre, en el que denunciaba los abusos de sus amos ingleses sobre las colonias norteamericanas. En los años posteriores a la revolución, toda una generación de pensadores estadounidenses fundaría un nuevo sistema de gobierno basado en principios liberales y republicanos, articulando sus ideas perdurables en documentos como la Declaración de Independencia, los Documentos Federalistas y la Constitución de Estados Unidos.
Aunque surgieron rasgos distintivos en el contexto estadounidense del siglo XVIII, gran parte de la Ilustración estadounidense tuvo continuidad con experiencias paralelas en la sociedad británica y francesa. Cuatro temas se repiten tanto en los textos de la Ilustración europea como en los americanos: la modernización, el escepticismo, la razón y la libertad. La modernización significa que las creencias e instituciones basadas en la autoridad moral, religiosa y política absoluta (como el derecho divino de los reyes y el Antiguo Régimen) se verán cada vez más eclipsadas por las basadas en la ciencia, la racionalidad y el pluralismo religioso. Muchos pensadores de la Ilustración -especialmente los filósofos franceses, como Voltaire, Rousseau y Diderot- se adhirieron a alguna forma de escepticismo, dudando de las apelaciones a fuerzas milagrosas, trascendentes y sobrenaturales que potencialmente limitan el alcance de la elección individual y la razón. La razón universalmente compartida y definitiva de la naturaleza humana también se convirtió en un tema dominante en los escritos de los pensadores de la Ilustración, en particular en «¿Qué es la Ilustración?» de Immanuel Kant y en su Fundamentación de la Metafísica de la Moral. El cuarto tema, la libertad y los derechos, ocupó un lugar central en las teorías de la asociación política, concretamente como límites de la autoridad estatal originada antes del advenimiento de los Estados (es decir, en un estado de naturaleza) y manifestada en los contratos sociales, especialmente en el Segundo Tratado sobre el Gobierno Civil de John Locke y en los borradores de la Declaración de Independencia de Thomas Jefferson.
Qué causó la ilustración
La Ilustración, un movimiento filosófico que dominó en Europa durante el siglo XVIII, se centró en la idea de que la razón es la principal fuente de autoridad y legitimidad, y defendió ideales como la libertad, el progreso, la tolerancia, la fraternidad, el gobierno constitucional y la separación de la Iglesia y el Estado.
Las ideas de la Ilustración desempeñaron un papel importante a la hora de inspirar la Revolución Francesa, que comenzó en 1789 y que hizo hincapié en los derechos del hombre común, en contraposición a los derechos exclusivos de las élites. Sin embargo, los historiadores de la raza, el género y la clase social señalan que los ideales de la Ilustración no se concibieron originalmente como universales en el sentido actual de la palabra. Aunque acabaron inspirando la lucha por los derechos de las personas de color, las mujeres o las masas trabajadoras, la mayoría de los pensadores de la Ilustración no defendían la igualdad para todos, independientemente de la raza, el género o la clase, sino que insistían en que los derechos y las libertades no eran hereditarios. Esta perspectiva atacaba directamente la posición tradicionalmente excluyente de la aristocracia europea, pero seguía limitándose en gran medida a ampliar los derechos políticos e individuales de los varones blancos de determinada posición social.
Filósofos de la ilustración
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La Revolución Científica fue una serie de acontecimientos que marcaron el surgimiento de la ciencia moderna durante los primeros años de la Edad Moderna, cuando los avances en matemáticas, física, astronomía, biología (incluida la anatomía humana) y química transformaron la visión de la sociedad sobre la naturaleza.[1][2][3][4][5][6] La Revolución Científica tuvo lugar en Europa hacia el final del período del Renacimiento y continuó hasta finales del siglo XVIII, influyendo en el movimiento social intelectual conocido como la Ilustración. Aunque sus fechas son discutidas, la publicación en 1543 de De revolutionibus orbium coelestium (Sobre las revoluciones de las esferas celestes) de Nicolás Copérnico suele citarse como el inicio de la Revolución Científica[7].
Ideas de la ilustración
La filosofía de la separación de la iglesia del estado civil es paralela a las filosofías del secularismo, el desestablecimiento, la libertad religiosa y el pluralismo religioso. Mediante estas filosofías, los estados europeos asumieron algunas de las funciones sociales de la iglesia y el estado de bienestar, un cambio social que produjo una población y una esfera pública culturalmente seculares[4]. En la práctica, la separación iglesia-estado varía desde la separación total, ordenada por la constitución política del país, como en la India y Singapur, hasta una religión estatal, como en las Maldivas.
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Un importante contribuyente a la discusión sobre la relación adecuada entre la Iglesia y el Estado fue San Agustín, quien en La Ciudad de Dios, Libro XIX, Capítulo 17, examinó la relación ideal entre la «ciudad terrenal» y la «ciudad de Dios». En esta obra, Agustín postulaba que entre la «ciudad terrenal» y la «ciudad de Dios» había grandes puntos de coincidencia, sobre todo porque los hombres necesitan vivir juntos y llevarse bien en la tierra. Así, Agustín sostenía que era obra de la «ciudad temporal» hacer posible el establecimiento de una «ciudad celestial» en la tierra[5].