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Estilo del poema del mio cid
Cantar de mio cid español
Ambas partes no están simplemente en yuxtaposición, sino estrechamente entrelazadas. Esta vinculación se debe a las evidentes pero indirectas relaciones causales entre ambas tramas. En efecto, las hazañas del Cid, que le permiten reconciliarse con el rey, son también las que inspiran a los delfines de Carrión a casarse con sus hijas. De hecho, el rey sólo se decide a perdonarle al conocer sus planes, quizá porque garantizan que su visión personal sea compartida por la corte. En esta situación, el rey promueve estas bodas creyendo que serán en beneficio del Cid, en vista del gran linaje de sus futuros yernos. Por otra parte, al principio del poema el héroe (padre ejemplar y valiente guerrero) plantea como uno de sus principales objetivos el matrimonio adecuado para sus hijas, que se ve bloqueado por su destierro.
Esta sabia actitud, que también es patente en la primera parte, cuando el héroe, aunque en el exilio, se comporta lealmente en lugar de rebelarse contra el rey, se debe a uno de los rasgos básicos del comportamiento del Cid en este poema: su discreción. El otro es, por supuesto, su habilidad militar. De este modo, el héroe responde fundamentalmente a la caracterización clásica mediante «sapientia et fortitude» (sabiduría y fortaleza).
Cantar de mio cid resumen
Los lectores habituales del Cantar de Mio Cid encuentran cada vez más repeticiones y ecos en el poema, y encuentran que no son aleatorios sino significativos; encuentran que mejoran tanto la comprensión como el disfrute del poema. En resumen, el lector habitual tiende a notar patrones. No puedo esperar, dentro de los límites de este artículo, dar una cuenta exhaustiva de tales patrones; tampoco puedo pretender una total originalidad, ya que algunos de los rasgos que mencionaré ya han sido señalados por los críticos del CMC. Mi objetivo es simplemente reexaminar algunos de estos patrones ya notados, señalar algunos adicionales y reunir el material en una forma que haga posible algunas conclusiones tentativas.
El CMC depende en gran medida de patrones de gradación y clímax, de asociación y contraste. La gradación es la más importante desde el punto de vista temático (ya que el tema principal del poema es el declive y la restauración del honor del Cid), pero el contraste es, con mucho, el más importante desde el punto de vista estructural. Los contrastes pueden encontrarse en todos los niveles, dentro de cada línea:
El poema del cid sparknotes
Se trata de una chanson de geste o epopeya medieval que narra las gestas heroicas basadas libremente en los últimos años de la vida del caballero castellano Rodrigo Díaz de Vivar, personaje histórico que vivió entre los reinados de Fernando I, Sancho II y Alfonso VI (siglo XI). El poema tiene 3.735 versos y está dividido en tres partes (el Cantar del Destierro, el Cantar de las Bodas y el Cantar de la Afrenta de Corpes).
Fue escrito a finales del siglo XII por un juglar de la región de Medinaceli y reproducido por el copista Per Abbat en mayo de 1207. Parece ser que se hicieron dos copias del original de Per Abbat, de las cuales sólo se conserva una: sus características paleográficas y lingüísticas permiten fecharla hacia 1235.
La canción de mi cid
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El Cantar de mio Cid, literalmente «El Cantar de mi Cid», o «El Cantar de mi señor» (o El Poema de mio Cid), también conocido en inglés como The Poem of the Cid, es el poema épico castellano (español: epopeya) más antiguo que se conserva. [1] Basado en una historia real, narra las hazañas del héroe castellano Rodrigo Díaz de Vivar, conocido como el Cid, y se desarrolla durante el siglo XI, época de conflictos en la Península Ibérica entre el Reino de Castilla y varios principados taifas de Al-Andalus. Se considera una epopeya nacional de España.
El medievalista español Ramón Menéndez Pidal incluyó el Cantar de mio Cid en la tradición popular que denominó mester de juglaría. El mester de juglaría se refiere a la tradición medieval según la cual los poemas populares se transmitían de generación en generación, modificándose en el proceso. Estos poemas estaban destinados a ser representados en público por juglares, que interpretaban la composición tradicional de forma diferente según el contexto de la representación, a veces añadiendo sus propios giros a los poemas épicos que contaban, o abreviándolos según la situación.