Batalla de lepanto y el rosario

cervantes y la batalla de lepanto

El 7 de octubre de 1571, dos años después de que el Vaticano instara al uso universal del Rosario, tuvo lugar un acontecimiento que hizo que la devoción ganara una gran popularidad. Uno de los combates navales más famosos (y más sangrientos) de la historia tuvo lugar ese día en la bahía de Lepanto, frente a la costa de Grecia. Las fuerzas enfrentadas eran cristianas, formadas por una alianza de flotas de España e Italia, contra una armada turca muy superior. La fuerza musulmana amenazaba con apoderarse del mar Mediterráneo y, por tanto, estar en condiciones de atacar a los países europeos. El Papa Pío V pidió a los fieles cristianos que rezaran el Rosario y pidieran la intercesión de la Virgen para derrotar a la armada musulmana. A pesar de estar en inferioridad numérica, la flota cristiana se impuso. En consecuencia, el Papa Pío estableció el 7 de octubre como fiesta de Nuestra Señora de la Victoria, honrando así perpetuamente a la Santísima Madre por su ayuda. En 1573, el Papa Gregorio XIII (r. 1572-85) cambió el nombre de la fiesta por el de Nuestra Señora del Rosario, fiesta que la Iglesia sigue celebrando.

resumen de la batalla de lepanto

A lo largo de la historia, los cristianos católicos han buscado la intercesión de la Virgen en todo tipo de situaciones. La reconocemos en los momentos de alegría y felicidad, y le pedimos ayuda en los momentos de adversidad. ¿Cuántos de nosotros se han dirigido a ella y han rezado el Ave María ante las dificultades, las catástrofes, los desastres? ¿Cuántos soldados de combate han implorado su ayuda? Cuando no se nos ocurre otra oración, rezamos un Ave María. ¿Cuántas de nuestras penitencias después de la confesión incluyen un Ave María? El Papa León XIII dijo de ella: «… y puesto que la mayor alegría de María es conceder su ayuda y valoración a los que la invocan, no hay razón para dudar no sólo de que desea responder a las oraciones de la Iglesia universal, sino también de que está deseosa de hacerlo».

En el siglo XVI, una fuerte y agresiva fuerza musulmana se disponía a conquistar el continente europeo. Su objetivo era aniquilar el cristianismo, «colocar una media luna sobre San Pedro y un turbante sobre la cabeza del Papa». En respuesta, los cristianos se unieron, acudieron a María, invocaron el Rosario y se salvaron cuando Dios les dio la victoria en una de las batallas navales más famosas de la historia. La batalla tuvo lugar frente a la costa de Grecia, en un lugar conocido como Lepanto; era el año 1571.

significado de lepanto

A lo largo de la historia, los cristianos católicos han buscado la intercesión de la Virgen en todo tipo de situaciones. La reconocemos en los momentos de alegría y felicidad, y le pedimos ayuda en los momentos de adversidad. ¿Cuántos de nosotros se han dirigido a ella y han rezado el Ave María ante las dificultades, las catástrofes, los desastres? ¿Cuántos soldados de combate han implorado su ayuda? Cuando no se nos ocurre otra oración, rezamos un Ave María. ¿Cuántas de nuestras penitencias después de la confesión incluyen un Ave María? El Papa León XIII dijo de ella: «… y puesto que la mayor alegría de María es conceder su ayuda y valoración a los que la invocan, no hay razón para dudar no sólo de que desea responder a las oraciones de la Iglesia universal, sino también de que está deseosa de hacerlo».

En el siglo XVI, una fuerte y agresiva fuerza musulmana se disponía a conquistar el continente europeo. Su objetivo era aniquilar el cristianismo, «colocar una media luna sobre San Pedro y un turbante sobre la cabeza del Papa». En respuesta, los cristianos se unieron, acudieron a María, invocaron el Rosario y se salvaron cuando Dios les dio la victoria en una de las batallas navales más famosas de la historia. La batalla tuvo lugar frente a la costa de Grecia, en un lugar conocido como Lepanto; era el año 1571.

película de la batalla de lepanto

Y la buena noticia es ésta: la batalla de Lepanto nos muestra que estamos, sin lugar a dudas, en el lado ganador. Al igual que en aquel enfrentamiento de hace muchos siglos, en esta gran batalla espiritual la Santísima Virgen María está constantemente con nosotros, dispuesta a apoyarnos, guiarnos y llevarnos a la victoria para la gloria de Dios.Incluso cuando las probabilidades parecen estar completamente en contra, siempre podemos recurrir al mandato del Papa Pío V, nuestras «órdenes de marcha»: tomar el Rosario, rezar por la victoria y confiar en el Señor en la gran batalla de nuestros tiempos.¿Cómo te ha ayudado la devoción al Rosario a superar una gran lucha?