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Mariano: La parte amaderada. Soy muy exigente con las fragancias que uso. Lo he sido desde que era muy joven. Probablemente era el único que iba al colegio con 17 años llevando fragancia. Cuando me llegó K de Dolce & Gabbana admito que estaba un poco nerviosa. Iba a ser la cara y ¿qué pasaría si no me gustaba? Sería un poco raro. Pero por suerte lo hice…

Mariano: Los aromas son capaces de traer recuerdos más que cualquier otra cosa, más que una foto a veces o incluso un diario. Recuerdo que mi hermana tenía un pequeño libro cuando era más joven. Cuando no escribía en él, rociaba las páginas con perfume. Eso es lo que más recuerdo, el olor del libro.

Mariano: Creo que me gustan las fragancias masculinas amaderadas, como K de Dolce & Gabbana, porque me recuerdan a una casita de madera en Cerdeña en la que se alojaba mi familia cuando yo era niño. Tenía un montón de árboles en la parte delantera y el mar y las montañas. Había una acogedora chimenea alrededor de la cual nos sentábamos por la noche. Mis padres tenían que trabajar mucho, así que era una de las pocas veces que estábamos todos juntos.

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Para el lanzamiento de esta fragancia masculina, Dolce&Gabbana Beauty se ha asociado con el influencer italiano Mariano Di Vaio. Marido, padre y empresario, Mariano es el rey de su vida cotidiana y una elección indiscutible para encarnar esta Eau de Toilette.

K de Dolce&Gabbana es una fragancia que captura la esencia de un hombre en su elemento. Es el rey de su vida cotidiana. Sigue su propio camino, apreciando a su familia y a sus seres queridos por encima de todo. Con un encanto sin esfuerzo y sin miedo a mostrar su vitalidad, se mantiene fiel a sus raíces, respetando la tradición y abrazando la modernidad.

La botella geométrica cincelada se compensa con la corona de intrincado arte que la remata. Cada tapón hecho a mano es único, con la corona recubierta de partículas de oro de 24 quilates y envejecida individualmente hasta conseguir una pátina distintiva. En el propio frasco, la letra K coronada evoca el tradicional símbolo de la realeza, pero con una audaz simplicidad que resulta sorprendentemente contemporánea.

La fragancia se abre con cítricos picantes que vigorizan los sentidos: una enérgica fusión de naranja sanguina chispeante y limón siciliano exprimido. Su efervescencia se ve matizada por el frescor de la baya de enebro.