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El último sospechoso superviviente de los atentados de parís, salah abdeslam, se niega a

La noche del viernes 13 de noviembre de 2015, Theresa Cede -una austriaca madre de dos hijos que vive en París- había invitado a salir a su amigo Stéphane para celebrar su 40 cumpleaños. Su regalo: dos entradas para el grupo californiano Eagles of Death Metal en la sala de conciertos Bataclan.

Alrededor de las 22:00 horas, un policía y su chófer dispararon contra uno de los pistoleros que estaba en el escenario con una víctima, lo que hizo que la chaqueta del atacante explotara. Poco después, los dos yihadistas restantes se replegaron en un pasillo del nivel superior del Bataclan, tomando rehenes. Theresa y Stéphane fueron finalmente evacuados poco antes del asalto final a las 00:20.

Salah Abdeslam, de 31 años, también debía inmolarse, pero en lugar de ello se deshizo de su cinturón suicida y huyó a Bruselas, donde fue detenido meses después. Desde la cárcel ha dicho muy poco, pero su interrogatorio será un punto clave del juicio.

Theresa Cede es una de las casi 1.800 demandantes civiles -principalmente supervivientes y familiares de los fallecidos- que tienen derecho a contar su historia ante el tribunal. Sus memorias ocuparán cinco semanas de audiencias.

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El único miembro superviviente de la célula terrorista que masacró a 130 personas en París el 20 de noviembre era un fiestero fumador de marihuana que se dedicaba a la pequeña delincuencia antes de caer rendido al grupo Estado Islámico.

Poco después de su detención, declaró a la policía que él también se había preparado para llevar a cabo un ataque suicida en el Estadio de Francia, uno de los seis lugares que fueron objetivo de los atentados de París, pero que se había echado atrás en el último momento.

Uno de los sospechosos más buscados del mundo pasó el tiempo inmediatamente posterior a los atentados de París comiendo patatas fritas y charlando con dos adolescentes desprevenidos en el hueco de la escalera de un rascacielos de París, mientras esperaba a ser conducido a través de la frontera con Bélgica.

En el suburbio bruselense de Molenbeek, donde creció, Abdeslam era conocido por su estilo de vida de chico malo, que consistía en cometer pequeños delitos, fumar hierba y apostar. Era un jugador empedernido y tenía fama de mujeriego.

Sus múltiples roces con la ley incluyeron una condena por intento de robo en 2010 con un amigo de la infancia, Abdelhamid Abaaoud, el coordinador de los atentados de París que fue abatido por la policía francesa en un asedio una semana después.

13 de noviembre : atentado en parís | tráiler oficial [hd] | netflix

El único miembro superviviente de la célula terrorista que masacró a 130 personas en París el 20 de noviembre era un fiestero fumador de marihuana que se dedicaba a la pequeña delincuencia antes de caer rendido al grupo Estado Islámico.

Poco después de su detención, declaró a la policía que él también se había preparado para llevar a cabo un ataque suicida en el Estadio de Francia, uno de los seis lugares que fueron objetivo de los atentados de París, pero que se había echado atrás en el último momento.

Uno de los sospechosos más buscados del mundo pasó el tiempo inmediatamente posterior a los atentados de París comiendo patatas fritas y charlando con dos adolescentes desprevenidos en el hueco de la escalera de un rascacielos de París, mientras esperaba que le llevaran a cruzar la frontera con Bélgica.

En el suburbio bruselense de Molenbeek, donde creció, Abdeslam era conocido por su estilo de vida de chico malo, que consistía en cometer pequeños delitos, fumar hierba y apostar. Era un jugador empedernido y tenía fama de mujeriego.

Sus múltiples roces con la ley incluyeron una condena por intento de robo en 2010 con un amigo de la infancia, Abdelhamid Abaaoud, el coordinador de los atentados de París que fue abatido por la policía francesa en un asedio una semana después.

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Mientras el Senado francés se prepara para debatir el llamado proyecto de ley «antiseparatista», el grupo de derechos humanos Amnistía Internacional ha hecho un llamamiento de última hora para que se eliminen o modifiquen «muchas disposiciones problemáticas» del proyecto de ley.

El debate en el Senado del martes se produce después de que los legisladores de la Asamblea Nacional, la cámara baja del país, dominada por el partido centrista La République En Marche (LREM) del presidente Emmanuel Macron, votaran abrumadoramente a favor en una votación celebrada el 16 de febrero.

«Una y otra vez hemos visto a las autoridades francesas utilizar el concepto vago y mal definido de ‘radicalización’ o ‘islamismo radical’ para justificar la imposición de medidas sin fundamentos válidos, lo que corre el riesgo de conducir a la discriminación en su aplicación contra los musulmanes y otros grupos minoritarios», dijo Perolini. «Esta estigmatización debe terminar».

Citó varios de sus más de 50 artículos como problemáticos, entre ellos el artículo 6, que establece que cualquier organización que solicite una subvención del Estado o de una autoridad local debe firmar un contrato de «compromiso republicano», y el artículo 8, que dará más poder a las autoridades para disolver organizaciones.